
Una vieja frase tribunera dice que en fútbol no se gana con merecimientos, sino con goles. Lo que pasó anoche en avellaneda avala claramente lo expresado.
Una vez más, Central pagó demasiado caro un error defensivo y se quedó con las manos vacías en un partido que lo tubo como amplio dominador de las acciones.
El nuevo esquema utilizado por Carlos Ischia (superpoblando la mitad de cancha) sorprendió a un Independiente que en ningún momento del partido le pudo encontrar la vuelta al equipo rosarino.
En el primer tiempo, los canallas le cortaron el circuito ofensivo al Rojo a través de la incanzable tarea de Borzani, Calgaro y Ledesma, quienes no solo corrían y metían, sino que a la hora de distribuir la pelota lo hacían con criterio.
A los 25' Central tubo la primera gran oportunidad para ponerse en ventaja pero el arquero de Independiente, Assmann, le ahogó el grito de gol a Damián Diaz, quien ingresó por izquierda luego de una gran combinación con José Vizcarra.
A los 28', luego de una gran habilitación de Diaz, Ledesma ingresó solo al área pero otra vez el arquero local se impuso en el mano a mano. Era el mejor momento de los canallas y a esa altura, no era descabellado pensar que llegaría la ventaja para los auriazules.
La finalización del primer tiempo, dejó a Independiente muy preocupado y a un Central extenuado, pero consiente de que podía ganarlo si se lo proponía.
En el segundo tiempo las cosas no variaron mucho. Ni Sosa, ni Rodrigo Diaz se hacían cargo de la conducción de los de avellaneda que parecían tener una noche para el olvido. Los canallas seguían firmes en su libreto (presionar en todos los sectores de la cancha) y si bien no llegaban con peligro, les alcanzaba para dominar el trámite del partido y meter alguna que otra llegada.
Promediando el complemento, Central tubo un par de contragolpes conducidos de buena forma por el debutante Secaffien (reemplazo a Kitu Díaz lesionado), pero mal terminadas por Gervasio Nuñez.
Con el correr de los minutos, Central sintió el cansancio y ya las piernas no respondían como en el primer tiempo. Pese a ello, Independiente seguía sin inquietar ya que Central le cerraba todos los caminos.
Cerca del final, la suerte volvió a hacerse esquiva para los de arroyito. Tras un centro de Oyola por izquierda que parecía que se iba de la cancha sin peligro, Lucas Pusinieri no la dio por perdida y la metió al centro del área. El boliviano Ronald Raldes volvió a fallar (la quizo parar y la pelota le pasó por entre las piernas)y el balón le quedó a German Denis quien fusiló a Cristián Alvarez. Era 1-0 para Independiente. Era un nuevo error (el segundo consecutivo) de Raldes. Era injusto.
Sobre el final el canalla tubo el empate, con un cabezazo de Vizcarra que pasó muy cerca del palo izquierdo defendido por Assmann, pero el destino ya tenía marcado que el partido terminaría en derrota para los auriazules.
Una derrota que duele mucho por como se dio el partido. Porque Independiente no llegó nunca a inquietar el arco defendido por Álvarez, y otra vez Central fue víctima de sus propios errores. El canalla pudo haber ganado en la Boca, estuvo a dos minutos de ganarle a Gimnasia y ayer, en Avellaneda, estubo mucho más cerca de ganarlo o empatarlo que de perderlo. Pero en el fútbol no se gana con merecimientos y el que se equivoca, las paga.